Contexto
Patrones de criminalización hacia las personas defensoras del derecho a migrar en Europa
Desde la mal llamada “crisis de los refugiados”, que supuso, de facto, un antes y un después para las políticas en materia de migración y refugio tanto de la Unión Europea, como de los Estados miembros, las paredes del laberinto de las personas defensoras se hicieron cada vez más altas y los caminos para defender a quienes emprenden el viaje hacia una vida mejor se estrechan.
Entre 2015 y 2020, las personas defensoras han sido criminalizadas por el hecho de defender los derechos de migrantes y solicitantes de protección internacional desde España hasta Bélgica, pasando por Italia, Francia o Grecia, entre otros. Sin embargo, el proceso de judicialización es solo la punta del iceberg de una maraña de dificultades más compleja que afecta al propio derecho a defender Derechos Humanos.
Desde la mal llamada “crisis de los refugiados”, que supuso, de facto, un antes y un después para las políticas en materia de migración y refugio tanto de la Unión Europea, como de los Estados miembros, las paredes del laberinto de las personas defensoras se hicieron cada vez más altas y los caminos para defender a quienes emprenden el viaje hacia una vida mejor se estrechan.
Entre 2015 y 2020, las personas defensoras han sido criminalizadas por el hecho de defender los derechos de migrantes y solicitantes de protección internacional desde España hasta Bélgica, pasando por Italia, Francia o Grecia, entre otros. Sin embargo, el proceso de judicialización es solo la punta del iceberg de una maraña de dificultades más compleja que afecta al propio derecho a defender Derechos Humanos.
Mary Lawlor
Dublín, Irlanda
Relatora Especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos
«No hay nadie allí, en el Mediterráneo»
Leer entrevista: Mary Lawlor
Mary Lawlor
Relatora Especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos
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Las trabas en las fronteras europeas cada vez eran más duras. Incluso, desde 2015, el desarrollo normativo, político y prácticas de Fuerzas de Seguridad de los Estados miembros ha dificultado la labor de periodistas y personas defensoras de derechos humanos no solo en la Frontera Sur europea, sino en los países de tránsito y destino miembros de la UE.
El Sindicato de Periodistas de Andalucía y la productora Entrefronteras denunciaron las vulneraciones del derecho a la información y a la libertad de expresión de las personas migrantes en los puertos españoles durante la Covid-19 en el informe Periodismo y migraciones: la cobertura periodística sobre los procesos migratorios en los puertos españoles durante el Estado de alarma y diversas organizaciones de derechos humanos también manifestaron graves violaciones tanto en el mar, como en las llegadas a puerto o durante la ruta migratoria en territorio europeo.
En la frontera norte de Francia, el campamento improvisado de Calais llegó a tener en 2016 más de 10.000 personas viviendo en condiciones infrahumanas, denunciadas por autoridades internacionales y por organizaciones de derechos humanos, que también alertaron de las vulneraciones que sufrían las voluntarias y voluntarios que mostraban su solidaridad con esta población refugiada y/o migrante.
¿Cambio de foco?
En los últimos años se ha producido un cambio en el relato político, que ha permeado los medios de comunicación y, posteriormente, a la opinión pública. Si bien las personas que defendían a quienes ejercían su derecho legítimo a migrar y/o a solicitar asilo en países de la Unión Europea eran vistas como un ejemplo a seguir, la estigmatización ha generado una desconfianza que permea, agudizada por discursos racistas, xenófobos y repletos de odio.
Este cambio de rumbo del discurso en materia de migración y refugio también visibiliza otra realidad. Mientras las voluntarias y voluntarios que apoyan a las personas migrantes y refugiadas están sufriendo un proceso de criminalización, el recrudecimiento de las rutas aumenta las vulneraciones que sufre esta población en movimiento y que queda relegada a un segundo plano.
Sarah Clarke
Dublín, Irlanda
Responsable de Article 19 para Europa
y Asia Central
«La importancia de revertir las políticas de la Unión Europea en materia de migración y personas defensoras»
Leer entrevista: Sarah Clarke
Sarah Clarke
Responsable de Article 19 para Europa
y Asia Central
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La invisibilización de la realidad migratoria es fruto, en primer lugar, de una estrategia promovida desde esferas políticas y mediáticas que se ven beneficiadas por el discurso de la otredad y, en segundo, aquellos focos que permiten ver la luz en la oscuridad de la noche migratoria se fijan más en las voluntarias y voluntarios europeos que, por ende, tienen ciertos privilegios relacionados con su nacionalidad, que con las personas extracomunitarias que desean entrar en la Unión Europea o atravesarla, en busca de una vida mejor.
Por tanto, al poner el foco en el señalamiento a las personas defensoras, quedan sin cuestionar la raíz de todo un problema como son las políticas migratorias que hacen que miles de personas se jueguen la vida tanto por mar, como por tierra, a falta de vías seguras y legales.
Criminalización ejemplarizante como desincentivo para la sociedad civil europea
Los procesos de estigmatización de la labor de las personas defensoras de migrantes y/o refugiadas, la criminalización de la solidaridad internacional y las trabas burocráticas y comunicativas de individuos y colectivos que apoyan a las personas en movimiento desincentiva a futuros miembros de la sociedad civil europea que quieran apoyar el derecho legítimo de migrar.
Teresa Fernández
Bruselas, Bélgica
Responsable de la Organización Mundial
Contra la Tortura
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Teresa Fernández
Responsable de la Organización Mundial
Contra la Tortura
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Penas de cárcel superiores a 10 años, fotografías personales en las portadas de los medios de comunicación, multas económicas cuantiosas, persecución en redes sociales, utilización política de los casos para generar un ambiente tóxico, dosieres policiales con información sobre las relaciones sexo-afectivas y procesos de judicialización de años con una fuerte repercusión mediática son solo algunas de las agresiones a las que han tenido que hacer frente a las personas defensoras criminalizadas en Europa por defender el derecho a la vida y a migrar.
Si bien los valores fundacionales de la Unión Europea no solo respetan estos derechos, también contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como en el Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles y el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales Y Culturales, la realidad es que la multiplicidad de políticas migratorias y de asilo de los Estados miembros y el endurecimiento del aparato normativo, llegando incluso a aplicar la legislación antimafia a barcos de rescate, dificulta la labor de las personas defensoras de derechos humanos y desincentiva esta labor en la sociedad europea.
Sitiadas en el laberinto
¿Cómo se construye este laberinto? ¿Existen patrones de criminalización de las voluntarias y voluntarios que protegen los derechos de las personas en movimiento? ¿Cuáles son las consecuencias para las personas defensoras y para sus familias? ¿Cómo afecta a su solidaridad? ¿Cuál es la responsabilidad de los Estados?
En 2021, la Organización Internacional contra la Tortura publicó el informe Europa: Cerco a la solidaridad, en el que aludía a tres patrones que se repetían en la criminalización de las personas defensoras de la población que trata de migrar a Europa a través de vías que no son seguras, ni regulares, como consecuencia de las políticas migratorias y el cierre de fronteras:
- En primer lugar, se promueve un ambiente tóxico hacia su labor, que estigmatizaba no solo su actuación, sino que podía llegar a convertirse en ataques directos hacia individuos concretos, sus familiares y/o sus colectivos u organizaciones.
- Sobre esta estigmatización se asienta la judicialización de los casos en el Estado de la Unión Europea de donde es oriunda la voluntaria o el voluntario, llegando incluso a incentivar procedimientos judiciales en terceros países.
- Por último, la solidaridad internacional es dificultada por trámites burocráticos y de comunicación que entorpece la labor de defensa de los derechos de las personas migrantes y/o refugiadas, ya que los numerosos cambios en la normativa mantienen entretenidas a las personas defensoras en labores de gestión alejadas de su verdadera labor: salvar vidas y defender el derecho a migrar.
Patrones de criminalización a defensoras
1. Los círculos concéntricos del ambiente tóxico, la entrada en el laberinto
¿Cómo se desciende del cielo al infierno del ambiente tóxico, representado por Dante Alighieri? en nueve círculos, cada cual más profundo y estrecho que el anterior? La abogada italiana Francesca Cancellaro, parte del equipo legal de la tripulación del barco de rescate alemán Iuventa que lleva desde agosto de 2017 en el puerto de Trápani (Sicilia,Italia) sin poder salir al mar a salvar personas en movimiento por decisión judicial lo tiene claro. “En 2017, las personas que rescataban migrantes en el Mediterráneo eran ángeles y ahora son demonios para los políticos, los medios y la opinión pública”.
Por tanto, este embudo, cada vez más profundo, no se compone de nueve niveles, sino de tres concatenados.
1.1 El círculo político
El auge de la extrema derecha y de los discursos del odio en Europa coincide con la estigmatización no solo de la solidaridad de las personas defensoras de quienes quieren migrar, sino de la propia población migrante y refugiada, que se encuentra en el foco de los discursos racistas y xenófobos de partidos en boga en la actualidad. La propia UE ha reconocido este racismo estructural, institucional e histórico en su Plan de Acción contra el Racismo, presentado en septiembre de 2020.
Vox y el Partido Popular en España, la Lega en Italia, Amanecer dorado en Grecia, la Agrupación Popular en Francia o la Nueva Alianza Flamenca (NVA por siglas en holandés) en Bélgica son solo algunas de las fuerzas políticas que poseen un fuerte discurso antimigración, que se ha visto endurecido con los años y beneficiado por sus buenos resultados electorales.
La acogida de estos discursos antimigración ha incentivado que se produzcan diversas iniciativas parlamentarias que han endurecido no solo las políticas migratorias y de asilo en los Estados miembros de la Unión, sino una clara disyuntiva en el seno de las instituciones europeas, que en muchos casos no tienen competencias en estas materias o en su desarrollo en cada uno de los países. Más allá de los valores fundacionales de la UE, la realidad es que la institución está sufriendo un claro desprestigio en esta materia, que provoca una desafección que incentiva a estos partidos de extremaderecha que, en muchos casos, son, además de antimigración, antieuropeístas.
1.2 La estigmatización mediática
El endurecimiento de la posición de Frontex, unida a un aumento de los discursos antimigración de autoridades políticas y de la llegada de población migrante y/o refugiada a las puertas de la Unión Europea fue tratada por los medios de comunicación hegemónicos como una amenaza contra los Estados sociales y democráticos de derecho de la Unión Europea.
Lejos de fomentar la acogida de una ciudadanía responsable, generando periodismo de soluciones en materia de migración y refugio y humanizando a personas que arriesgaban su vida en rutas migratorias cada vez más peligrosas, sobre todo para las mujeres. En su caso, estas sufren vulneraciones específicas relacionadas con explotación sexual y laboral y/o violencia. Algunas de las mujeres que migran son madres y a estas violencias se suma el sufrimiento por la separación de sus hijas cuando llegan al país de destino, o se enfrentan al miedo y a la culpabilidad aquellas que montan a sus pequeños en la patera.
Los medios de comunicación de los países de la Unión reprodujeron el discurso racista y xenófobo de los partidos políticos al auge, estigmatizando no solo quienes estaban en tránsito, sino también a los voluntarios y voluntarias que promovían su derecho a la vida y a migrar.
Esto además, La publicación de información sesgada acerca de la solidaridad internacional, la vinculación de esta con el tráfico de personas sin contrastar la información o la creación de un ambiente dubitativo sobre la legitimidad de la protección de los derechos de las personas migrantes ha promovido una estigmatización de la opinión pública de distintos países.
Sin embargo, no en todos los casos este círculo del laberinto ha cumplido su función tóxica. Helena Maleno es una defensora de derechos humanos que, junto con sus compañeros de la organización no gubernamental Caminando Fronteras documenta y denuncia desapariciones de pateras en el Mediterráneo, informando a los servicios de rescate españoles y marroquíes sobre el último paradero de estas embarcaciones precarias, informando a las familias de las personas en tránsito de la última información que tienen de sus seres queridos.
La campaña de desprestigio que ha sufrido desde hace años, primero en España y después en Marruecos, fue respondidas con varias campañas de apoyo tanto en redes sociales como por la población civil española, creando un efecto arrastre que permitió no solo paralizar las causas judiciales, dignificando su labor como defensora, sino incentivar que grandes partes de la ciudadanía no relacionadas con los derechos de migración y refugio conociesen su labor y la apoyasen.
1.3 Último círculo, la opinión pública
Salvar vidas no es un delito, pero es complicado que este hecho permee en la opinión pública cuando las personas que abogan por la solidaridad con la población migrante y refugiada son relacionadas por medio de la estigmatización y la judicialización con el tráfico de personas, organizaciones criminales e incluso mafiosas.
La carga negativa de estos mensajes hace mella poco a poco en una población que posee una fuerte desafección política, agudizada por las crisis de 2008 y 2020, reflejando un aumento de los discursos racistas y xenófobos, así como de las agresiones hacia grupos vulnerados en toda Europa y el auge de la extremaderecha antiinmigración y antieuropeísta.
Estos tres círculos concéntricos, relacionados con la estigmatización política, mediática y el aumento de la aceptación del discurso antimigración en el discurso público están mermando no solo la posición favorable la defensa de los derechos humanos de la población migrante, sino los valores fundacionales de la Unión Europea.
2. Judicialización de los casos
España no ha sentado en el banquillo a ninguna persona defensora de derechos humanos”, decía el europarlamentario socialista Juan Fernándo López Aguilar desde su despacho en Estrasburgo. Sin embargo, la Audiencia Nacional no solo archivó la causa en 2016, enviando cuatro dosieres elaborados por la UCRIF del Cuerpo Nacional de Policía de España a Marruecos, sino que este país la acusó de “tráfico de personas y favorecimiento de la migración ilegal” en 2017 por sus llamadas a los servicios de rescate, activándose el caso dos años después. Más allá de la estigmatización y el dolor causado por el juicio, esta investigación podría haber dado lugar a la condena perpetua de la defensora española fuera de la Unión Europea.
Juan Fernando López Aguilar
Estrasburgo, Francia
Diputado Parlamento Europeo
«España nunca ha sentado a ninguna persona en el banquillo, ni mucho menos condenado a ninguna organización por salvar vidas»
Leer entrevista: Juan F. López Aguilar
Juan Fernando López Aguilar
Diputado Parlamento Europeo
Leer entrevista
La acusación de tráfico de personas, en algunos casos con el agravante de riesgo fundado a sus vidas, es una constante en la criminalización de las personas defensoras. De España a Bélgica pasando por Italia, casos como el de Helena Maleno, Anouk Van Gestel o Kathrin Schmidt demuestran cómo la labor de defensoría por razones humanitarias viene acompañada de un proceso judicial que, en algunos casos, adquiere tintes caricaturescos.
En agosto de 2017, siete agentes con chalecos antibalas irrumpieron en la casa de Anouk Van Gestel, la defensora belga que días antes había alojado en su casa a Moha, un menor subsahariano que se encontraba en situación de calle en el parque bruselense de Maximilien. Si bien la legislación belga no criminaliza la solidaridad sin fines de lucro, el caso de la periodista y el de otras tres personas que acogían en sus casas a población en movimiento y nueve migrantes fue utilizado políticamente por la extremaderecha, tal como denunció su abogado en sede judicial.
No es el único caso. Desde agosto de 2017, cuando el barco de Iuventa quedó varado en un puerto de Trápani a la espera de que el proceso judicial contra la tripulación del mismo comenzase por tráfico de personas, hasta que en diciembre de 2021 el equipo judicial tuvo acceso a las acusaciones de 4 miembros de la tripulación, entre las que se encuentra Kathrin Schmidt, la indefensión ha sido denunciada por estos defensores, incapaces de utilizar su embarcación, que quedó al antojo de las inclemencias del tiempo desde entonces.
En la actualidad, Kathrin forma parte de otra embarcación de rescate de personas en el mar Mediterráneo, desplazándose desde Burriana, una pequeña localidad costera de España a Turquía, para continuar con su labor de rescate. Ella es consciente de sus privilegios. “No quiero pensar en esto porque nos acusan por tener el pasaporte que tenemos, en mi caso alemán. Los verdaderos protagonistas y de los que no estamos hablando son de las personas que quieren salvar sus vidas y sufren vulneraciones de derechos tanto en el mar como cuando llegan a Europa o Turquía”, denuncia la defensora desde el puerto en el que esperan barcos de rescate con diversas banderas europeas, como Open Arms, Sea Watch o Louise Michel, del que actualmente forma parte de la tripulación.
En el caso de Kathrin y de las otras tres personas miembros de la tripulación del Iuventa, la aplicación de la ley antimafia ha causado un fuerte revuelo en Italia. “Este caso tiene características específicas al ser probablemente el primero que se ha abierto en Italia contra organizaciones de rescate en el Mediterráneo y el último que se va a resolver, con una dificultad enorme puesto que el nivel de interceptaciones ha sido amplísimo, no se estaba garantizando el derecho de traducción de la documentación a personas judicializadas que no son italianas y la aplicación de la legislación antimafia, que para la opinión pública italiana es de gran sensibilidad”, reconoce Francesca Cancellaro, una de las abogadas del caso desde Bolonia.
3. Trabas burocráticas y en las comunicaciones
¿Cómo salvar vidas enterradas entre una montaña de papeles? ¿Cuántos permisos se necesitan para que un barco de rescate pueda buscar a personas a la deriva en embarcaciones precarias en el Mediterráneo? ¿Se pueden defender los derechos de los migrantes desde el exilio? El tercer y último patrón relacionado con la criminalización de la solidaridad con la población migrante y refugiada en Europa tiene que ver con un maremágnum de requisitos burocráticos y en las comunicaciones que ha ido incrementándose en los últimos años.
Si bien el principio de confianza reina en la mayor parte de instituciones de la Unión Europea, con el endurecimiento de los dos últimos patrones, la desconfianza ha permeado las gestiones que personas individuales y colectivas que apoyan a la población migrante y refugiada han tenido que ir realizando. Eso significa tiempo y dinero.
Más personal para hacer los trámites que antes se hacían de manera inmediata o en muy poco tiempo y que ahora se retrasan por la inacción de las instituciones o por una clara voluntad política y administrativa de retraso en los procedimientos. Y mientras las solicitudes de permisos se acumulan en las oficinas de los distintos ejecutivos, ya sean locales, nacionales o regionales, las personas que están en tránsito siguen sufriendo vulneraciones de derechos humanos, llegando incluso a morir en aguas del Mediterráneo.
Además de las trabas burocráticas y del acceso a la información, por ejemplo, con la lentitud en las traducciones de los dossieres judiciales y otra documentación, diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado las vulneraciones en el derecho a las comunicaciones de las personas defensoras. Estas pueden desarrollarse de diversa manera. Por ejemplo, por medio de interceptaciones de sus comunicaciones privadas o por la ausencia de respuesta frente a peticiones específicas, como la obligación de salvar vidas por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de salvamento marítimo de los países miembros de la Unión.