
Los círculos concéntricos del ambiente tóxico, la entrada en el laberinto
¿Cómo se desciende del cielo al infierno del ambiente tóxico, representado por Dante Alighieri? en nueve círculos, cada cual más profundo y estrecho que el anterior? La abogada italiana Francesca Cancellaro, parte del equipo legal de la tripulación del barco de rescate alemán Iuventa que lleva desde agosto de 2017 en el puerto de Trápani (Sicilia,Italia) sin poder salir al mar a salvar personas en movimiento por decisión judicial lo tiene claro. “En 2017, las personas que rescataban migrantes en el Mediterráneo eran ángeles y ahora son demonios para los políticos, los medios y la opinión pública”.
Por tanto, este embudo, cada vez más profundo, no se compone de nueve niveles, sino de tres concatenados.

El círculo político
El auge de la extrema derecha y de los discursos del odio en Europa coincide con la estigmatización no solo de la solidaridad de las personas defensoras de quienes quieren migrar, sino de la propia población migrante y refugiada, que se encuentra en el foco de los discursos racistas y xenófobos de partidos en boga en la actualidad. La propia UE ha reconocido este racismo estructural, institucional e histórico en su Plan de Acción contra el Racismo, presentado en septiembre de 2020.
Vox y el Partido Popular en España, la Lega en Italia, Amanecer dorado en Grecia, la Agrupación Popular en Francia o la Nueva Alianza Flamenca (NVA por siglas en holandés) en Bélgica son solo algunas de las fuerzas políticas que poseen un fuerte discurso antimigración, que se ha visto endurecido con los años y beneficiado por sus buenos resultados electorales.
La acogida de estos discursos antimigración ha incentivado que se produzcan diversas iniciativas parlamentarias que han endurecido no solo las políticas migratorias y de asilo en los Estados miembros de la Unión, sino una clara disyuntiva en el seno de las instituciones europeas, que en muchos casos no tienen competencias en estas materias o en su desarrollo en cada uno de los países. Más allá de los valores fundacionales de la UE, la realidad es que la institución está sufriendo un claro desprestigio en esta materia, que provoca una desafección que incentiva a estos partidos de extremaderecha que, en muchos casos, son, además de antimigración, antieuropeístas.
La estigmatización mediática
El endurecimiento de la posición de Frontex, unida a un aumento de los discursos antimigración de autoridades políticas y de la llegada de población migrante y/o refugiada a las puertas de la Unión Europea fue tratada por los medios de comunicación hegemónicos como una amenaza contra los Estados sociales y democráticos de derecho de la Unión Europea.
Lejos de fomentar la acogida de una ciudadanía responsable, generando periodismo de soluciones en materia de migración y refugio y humanizando a personas que arriesgaban su vida en rutas migratorias cada vez más peligrosas, sobre todo para las mujeres. En su caso, estas sufren vulneraciones específicas relacionadas con explotación sexual y laboral y/o violencia. Algunas de las mujeres que migran son madres y a estas violencias se suma el sufrimiento por la separación de sus hijas cuando llegan al país de destino, o se enfrentan al miedo y a la culpabilidad aquellas que montan a sus pequeños en la patera.
Los medios de comunicación de los países de la Unión reprodujeron el discurso racista y xenófobo de los partidos políticos al auge, estigmatizando no solo quienes estaban en tránsito, sino también a los voluntarios y voluntarias que promovían su derecho a la vida y a migrar.
Esto además, La publicación de información sesgada acerca de la solidaridad internacional, la vinculación de esta con el tráfico de personas sin contrastar la información o la creación de un ambiente dubitativo sobre la legitimidad de la protección de los derechos de las personas migrantes ha promovido una estigmatización de la opinión pública de distintos países.
Sin embargo, no en todos los casos este círculo del laberinto ha cumplido su función tóxica. Helena Maleno es una defensora de derechos humanos que, junto con sus compañeros de la organización no gubernamental Caminando Fronteras documenta y denuncia desapariciones de pateras en el Mediterráneo, informando a los servicios de rescate españoles y marroquíes sobre el último paradero de estas embarcaciones precarias, informando a las familias de las personas en tránsito de la última información que tienen de sus seres queridos.
La campaña de desprestigio que ha sufrido desde hace años, primero en España y después en Marruecos, fue respondidas con varias campañas de apoyo tanto en redes sociales como por la población civil española, creando un efecto arrastre que permitió no solo paralizar las causas judiciales, dignificando su labor como defensora, sino incentivar que grandes partes de la ciudadanía no relacionadas con los derechos de migración y refugio conociesen su labor y la apoyasen.
Último círculo, la opinión pública
Salvar vidas no es un delito, pero es complicado que este hecho permee en la opinión pública cuando las personas que abogan por la solidaridad con la población migrante y refugiada son relacionadas por medio de la estigmatización y la judicialización con el tráfico de personas, organizaciones criminales e incluso mafiosas.
La carga negativa de estos mensajes hace mella poco a poco en una población que posee una fuerte desafección política, agudizada por las crisis de 2008 y 2020, reflejando un aumento de los discursos racistas y xenófobos, así como de las agresiones hacia grupos vulnerados en toda Europa y el auge de la extremaderecha antiinmigración y antieuropeísta.
Estos tres círculos concéntricos, relacionados con la estigmatización política, mediática y el aumento de la aceptación del discurso antimigración en el discurso público están mermando no solo la posición favorable la defensa de los derechos humanos de la población migrante, sino los valores fundacionales de la Unión Europea.